Danza del Forastero – Décimo Paso: Danza Calmante
En la cima de una montaña, en el corazón de una isla desconocida asolada por una tormenta de nieve feroz, una batalla intensa se libraba.
Justo en el epicentro de la tormenta, un joven danzaba entre un mar de bestias hechas de nieve. Cada paso que daba era acompañado por un corte preciso, y cada corte reflejaba una elegancia serena. Las criaturas eran reducidas a nieve en cuanto cruzaban con su espada hasta que un golpe de un golem de nieve lo obligó a detener su danza y bloquear, haciéndolo retroceder.
—Tch, estos tipos son interminables... —murmuró Harold.
Llevaba quince minutos luchando contra aquellas bestias. Había derribado a un número incontable, pero su cantidad parecía infinita.
El estado de Harold era lamentable. Su cuerpo estaba cubierto de arañazos y contusiones, su ropa rasgada, su boca y nariz con hilos de sangre seca. Su postura revelaba agotamiento.
—¡JAJAJA! ¡Parece que en serio quieren detenerme hoy, pero no van a poder! —exclamó con una sonrisa entre dientes.
—¡Yo soy Imparable! —Con una energía nacida solo de la pura determinación, Harold enderezó su espalda.
—Danza del Forastero Antártico: Segundo Paso – Asalto Rabioso.
Avanzó de golpe, apareciendo en medio de la horda. Cortó su palma con la espada, sumando otra cicatriz, y untó la sangre en todo el filo de su katana.
—Invoco el poder de la espada. Danza del Forastero Ardiente: Cuarto Paso – Columnas de Fuego.
El filo de la katana se tornó rojo brillante. Harold la clavó en el suelo y una serie de columnas de fuego emergieron en círculo a su alrededor. Luego retiró su espada, que aún conservaba el rojo incandescente.
—Danza del Forastero Ardiente: Sexto Paso – Anillo de Fuego.
Giró sobre sí mismo. Una línea de fuego se formó a su alrededor, creando un anillo flamígero que quemaba a toda criatura que se acercara.
Pero la espada volvió a su tono normal.
Harold se arrodilló, clavando la katana en el suelo para sostenerse.
Jadeo Jadeo
El sudor le goteaba del rostro, sus músculos ardían de dolor. Su cuerpo entero gritaba. Usar el poder de la katana le había drenado casi toda la resistencia... o tal vez algo más.
—Ya... acabó... —dijo entrecortadamente.
Alzó la vista, esperando nieve... y, como si el universo quisiera burlarse de él, solo encontró nieve. Las bestias seguían acercándose.
—Jajaja... parece que no se rinden —rió con ironía—. Ni siquiera sé por qué me molesto con ustedes... mi verdadero enemigo eres tú...
A regañadientes, se puso de pie. Su katana volvió a teñirse de rojo, pero esta vez consumía su resistencia aún más rápido.
—Danza del Forastero Ardiente: Décimo Paso – Danza del Dios del Fuego.
Las llamas envolvieron su espada, y Harold avanzó. Primero caminó, luego corrió... y finalmente, danzó. Su espada danzaba junto a él, atravesando a sus enemigos. Los contraataques llovían, pero Harold no se detenía.
Sus manos comenzaron a quemarse. El fuego ya no solo consumía su energía, sino también su vida.
El brillo en sus ojos se apagaba... pero no se detenía. Entonces la vio: una esfera azul en el centro del campo de batalla.
—No puedo... caer... aún...
La nieve se acumulaba sobre su cuerpo. Los monstruos ya no buscaban herirlo, sino sepultar su cuerpo, arrastrarlo hacia el abismo. Su cuerpo se volvía pesado, pero su danza continuaba. Aunque las llamas ya no brillaban.
—Tan... cerca... no me puedo ir...
Su vista se apagaba, su cuerpo se ralentizaba... hasta que, a un paso de distancia, estiró su mano hacia la esfera azul.
Sintió que, si la tocaba, todo acabaría. Pero... la luz en sus ojos se extinguió. Su cuerpo quedó inmóvil, congelado a centímetros de su objetivo.
—¡AAAHHHHHHHHHHHHHHHH! —un grito desgarrador estalló desde su garganta.
Una chispa encendió sus ojos como la llama de una cerilla. Una onda de choque lo liberó de la nieve. El aura de un rey lo envolvía. Apretó los dientes... y con el último suspiro de voluntad, tocó la esfera azul.
Una segunda onda de choque se expandió desde la esfera. Esta se derritió en un líquido azul que fue absorbido por su cuerpo.
Las nubes que cubrían el cielo comenzaron a disiparse. Por primera vez en mucho tiempo, el sol tocó la isla. La nieve se derritió lentamente, revelando una belleza dormida.
Harold cayó de espaldas, sin fuerza alguna. Los rayos del sol acariciaron su rostro.
—Jaja... luz del sol... cuánto tiempo sin verla...
Y con una última risa, Harold se desmayó.
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La transformación fue instantánea. La nieve se evaporó como por arte de magia. La vida resurgió en la isla: árboles verdes, flores radiantes, animales saltando de un lado a otro, pájaros cantando, insectos revoloteando.
Donde antes hubo tormenta, ahora reinaba la paz.
Solo dos cosas permanecieron intactas o casi: la antigua aldea de Harold y las tumbas que había cavado.
La aldea ahora tenía raíces y musgo por doquier, dándole un aire antiguo y majestuoso. Las tumbas, marcadas por cruces de madera, fueron abrazadas por raíces, y en cada una creció una flor blanca que irradiaba serenidad.
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(Felicidades, anfitrión. Has superado el tutorial: Isla Nevada)
(Misión: Toca al "Origen de la Nieve" — Completada)
(Recompensa: Yuki Yuki no Mi – Versión: Emperador de la Nieve — Obtenida)
(La Isla Nevada ha vuelto a la normalidad. La naturaleza florece otra vez.)
(Luego de entregar la recompensa, el sistema se autodestruirá.)
(Tenga una feliz vida en el mundo de One Piece.)
Si Harold hubiese estado consciente para escuchar eso... probablemente se habría desmayado de nuevo al saber que todo eso fue solo un tutorial.
Por suerte, ya estaba desmayado.
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/Mar del Nuevo mundo\...
Un barco surcaba tranquilamente las aguas del Nuevo Mundo. Por su apariencia y falta de Jolly Roger parecía mercante. El ambiente era animado, como si nadie a bordo comprendiera el peligro de navegar en esas aguas.
Gente caminaba de un lado a otro, cargando cajas, revisando mercancías. Algunos bebían, otros charlaban.
—¡Hey, Ra! ¿Todo bien allá arriba? —gritó un hombre calvo, con frondosa barba y algo pasado de peso, a quien parecía ser el vigía: un tipo delgado, pelo negro y ojos cansados.
—Todo bien, capitán. Sin tormentas, ni piratas, ni terrores marinos... pero... —respondió Ra con voz débil.
—¿Pero qué? ¡Termina de hablar! —replicó el capitán, alzando la voz.
—Mire al sur, capitán. ¿No nota que falta algo?
El capitán giró la vista hacia el sur. No vio nada. Solo mar.
—¡Ra, ahí no hay nada! ¡¿Me estás tomando el pelo?! —vociferó justo cuando el barco quedó en completo silencio.
Todos estallaron en carcajadas.
—¡Ra, deja de tomarle el pelo al capitán, que lo vas a dejar calvo! —gritó alguien.
Las risas aumentaron.
—¿¡Quién dijo eso!? —la cara del capitán se tornó roja de furia.
—Capitán, no se enoje o se le va a quemar el cabello —bromeó otro.
—¡Bastardos hijos de...! —el capitán desenvainó su sable, pero una mano lo detuvo.
—¡NO ME DETENGAS, JEFF! ¡LOS VOY A MATAR A TODOS! —gritó furioso, mirando al hombre serio y de cabello largo que lo sujetaba.
—Cálmate, Loop. Nos falta mano de obra. Si los matas, ese número aumentará —dijo Jeff con voz ronca, pero tranquila.
—¡Igual solo holgazanean! —gruñó Loop, guardando su sable con fastidio.
—Lo sé... pero al menos servirán como carne de cañón si nos atacan.
Calmandose, Jeff se dio media vuelta murmurando maldiciónes mientras se hiba. El grupo de marineros reía aún más.
—Gracias, subcapitán, por calmar al fiera. Su cabeza roja da miedo —dijo un chico de cabello corto y ojos entrecerrados, saliendo entre la multitud.
—Pónganse a trabajar. No quiero verlos holgazaneando otra vez —dijo Jeff, liberando una aura tan imponente que todos salieron corriendo.
Solo uno quedó.
Ra, el vigía, sudaba a mares. Se incorporó y volvió a mirar al sur.
'Estoy seguro de que ahí había una ventisca perpetua… se decía que nadie podía cruzarla, ni siquiera el Rey de los Piratas…'
Aquel sentimiento de que "algo falta" le oprimía el pecho. Pero suspiró y volvió a su trabajo.
—Espero que solo sea mi imaginación… —dijo mientras
miraba a través de su catalejo.
Pero mientras tanto… en la tripulación, ciertas maquinaciones estaban por tomar forma.
Pronto, ese barco estaría en problemas.
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Espacio del autor
Tranquilos aquí no habrá sistemas bastardos arruinando la exp
Gracias por leer