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Chapter 21 - Capítulo 21: La Furia Contenida y la Venganza Calculada

La mención de los hermanos O'Neil envió un escalofrío por la espalda de Michael. No eran matones de poca monta como Simeon, ni los grandes peces que les gustaba atacar a Lester. Eran psicópatas del campo, arraigados y brutalmente eficientes en su violencia. Meterse con ellos significaba un baño de sangre, y eso era lo último que Michael quería cerca de su familia. Pero la idea de que Tracey o sus amigos fueran explotados por esas alimañas era inaceptable.

Michael apretó los puños. Respiró hondo, controlando la rabia que bullía en su interior. La furia del viejo Michael, pero con la mente calculadora de Alex.

"Tracey, necesito que me digas todo lo que sepas sobre estos tipos", dijo Michael, su voz era un susurro peligroso. "Sus nombres completos, dónde tienen ese estudio, cualquier cosa que Jenny te haya contado. Cada detalle."

Tracey, asustada por la intensidad de su padre, le dio toda la información que tenía: el nombre del estudio, una dirección aproximada en el centro, y algunos detalles sórdidos que Jenny le había confiado sobre las "audiciones" y los tratos forzados.

Michael se levantó, su decisión ya tomada. Esto no sería una operación limpia con Lester. Esto sería un mensaje. Un mensaje claro y brutal. Y para eso, necesitaba al martillo.

Se dirigió directamente a la habitación donde Trevor se había asentado. Lo encontró roncando en el sofá, rodeado de latas de cerveza vacías y envoltorios de comida rápida.

"Trevor. Despierta", dijo Michael, pateando ligeramente una de las latas.

Trevor se despertó con un gruñido, sus ojos inyectados en sangre. "¿Qué coño quieres, Michael? Estoy intentando dormir la resaca."

"Tenemos un problema", dijo Michael, su voz gélida. "Unos tipos. Los hermanos O'Neil. Se están metiendo con gente que no deberían. Con amigos de Tracey."

La mención de "amigos de Tracey" pareció encender una chispa en la mente nublada de Trevor. Su lealtad retorcida a Michael, y su extraña (y perturbadora) familiaridad con la familia, le hacían ver este como un asunto personal. Sus ojos se abrieron, una malicia familiar regresando a ellos.

"¿Los O'Neil?", gruñó Trevor, sentándose. "Esos paletos de mierda. ¿Qué han hecho?"

Michael le explicó la situación, sin adornos. La explotación, las "audiciones" falsas. La rabia de Trevor era palpable, un reflejo amplificado de la propia ira de Michael.

"Así que, ¿quieres que les demos una lección?", dijo Trevor, una sonrisa cruel extendiéndose por su rostro. "Una lección 'controlada', ¿verdad, Michael? Como las que te gustan ahora." Había un tono de burla, pero también una genuina anticipación.

"Exactamente. Una lección controlada. Pero contundente", afirmó Michael. "No quiero muertes. No quiero incendios que se salgan de control. Quiero que entiendan el mensaje. Que esta familia, y los que la rodean, están fuera de los límites. Para siempre."

Trevor se puso de pie, su energía renovada. "Eso sí que suena como un trabajo. ¿Qué necesitas?"

"Necesito que Franklin y yo nos encarguemos de la infiltración", explicó Michael. "Pero si hay resistencia, si se ponen estúpidos, si intentan algo… tú serás la fuerza disuasoria. La que haga que se arrepientan de haber nacido. Pero sin matar. A menos que sea absolutamente necesario para defendernos. ¿Puedes hacer eso, Trevor? Es por Tracey."

Trevor dudó un momento. "Sin matar... ¿es por Tracey?", repitió. La idea de una limitación de ese tipo lo irritaba, pero la motivación era poderosa. "Bien. Lo haré. Por el niño. Pero si me cabrean, no te garantizo nada, Michael."

Al día siguiente, Michael llamó a Franklin y le explicó la situación. Franklin, aunque nervioso por la reputación de los O'Neil, se puso serio al entender que afectaba a Tracey.

El ataque se planeó con una precisión brutal, pero sin la pirotecnia habitual. Michael, Franklin y Trevor se acercaron al estudio de los O'Neil en el centro. El plan de Michael era simple: irrumpir, destruir el equipo que usaban para sus explotaciones, intimidar a los O'Neil hasta el punto de que huyeran de Los Santos, y dejar un mensaje inconfundible.

Michael y Franklin entraron primero, utilizando su habilidad combinada para la infiltración. Desactivaron las cámaras y la alarma. Una vez dentro, encontraron a varios de los secuaces de los O'Neil. No hubo disparos. Michael usó su entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo para desarmar y someter. Franklin, ágil y fuerte, inmovilizó a los demás.

Entonces, se escuchó un estruendo. La puerta principal voló, y Trevor entró, un martillo en la mano, sus ojos brillando con una locura contenida. Se movía entre los secuaces de los O'Neil, no matando, sino incapacitando con una brutalidad calculada. Brazos rotos, narices ensangrentadas, gritos de dolor que resonaban en el estudio.

Los hermanos O'Neil, al ver la furia incontrolable de Trevor y la eficiencia helada de Michael, que desmantelaba sus equipos con la misma precisión que manejaba una aplicación, se acobardaron. Intentaron escapar, pero Michael y Franklin los acorralaron.

Trevor se acercó a los hermanos, su rostro a centímetros del de ellos. "Escuchen bien, pedazos de mierda. Este es un aviso. Si vuelven a acercarse a la familia de Michael, o a sus amigos, o a cualquiera en Los Santos que decida que está bajo nuestra protección, no tendré piedad. La próxima vez, no habrá martillo. Habrá mucho, mucho dolor. Y no podrás correr."

Michael, con un bote de pintura en spray, pintó un gran "X" en todas las cámaras y equipos restantes. La señal era clara: no los querían grabando.

Salieron del estudio, dejando a los hermanos O'Neil y sus secuaces destrozados, pero vivos. El mensaje había sido entregado. No hubo persecuciones policiales, ni grandes tiroteos. Fue una venganza calculada, controlada, pero implacable.

De vuelta en la mansión, Tracey se lanzó a los brazos de Michael al verlo. "¿Estás bien, papá? ¿Y Jenny?"

"Estamos bien, cariño", dijo Michael, abrazándola fuerte. "Y Jenny estará bien. Esos tipos no volverán a molestarla. Ni a ti. Lo prometo."

Más tarde esa noche, Michael revisó las cuentas de ByteWare Solutions. El dinero de Madrazo ya se había lavado discretamente y los ingresos de la empresa legítima crecían. La "empresa de transporte" de Trevor estaba en proceso de creación. Michael estaba construyendo un imperio, piedra a piedra, legítima e ilegítimamente. La familia estaba más unida que nunca, protegida por una nueva y férrea determinación de Michael. Pero sabía que el mundo de Los Santos siempre tenía más desafíos guardados.

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