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Chapter 5 - Capítulo Cuatro: La Prueba De Los Cascabeles y el Comienzo del Esfuerzo

El despertador de Naruto, un ruidoso y destartalado trasto, sonó sin piedad a las cinco de la mañana. Se levantó de golpe, su cuerpo aún quejándose por el hambre de la noche anterior. La advertencia de Kakashi-sensei resonó en su mente: "¡No desayunen o vomitarán!". A regañadientes, Naruto se conformó con un vaso de agua antes de salir de su apartamento.

El camino al Campo de Entrenamiento #3 se sintió más largo de lo usual con el estómago vacío. Al llegar, Sakura y Sasuke ya estaban allí. Sakura lucía nerviosa y ansiosa, paseándose de un lado a otro, mientras Sasuke mantenía su habitual aire estoico, apoyado en un poste, los ojos cerrados. El ambiente era tenso, cargado de la inminente prueba.

La espera fue, como era de esperar, eterna. Minutos se convirtieron en horas. El sol comenzó a subir, y el hambre de Naruto se volvió una molestia constante, provocando ruidosos gruñidos en su estómago. Sakura se impacientaba, sus puños apretados, y hasta Sasuke abrió los ojos para lanzar una mirada impaciente. Naruto, para variar, no pudo evitar la frustración, pateando una pequeña piedra.

Finalmente, mucho después de la hora acordada, una figura perezosa apareció entre los árboles. Era Kakashi-sensei, bostezando detrás de su máscara.

"¡Llega tarde!", exclamó Sakura, molesta, mientras Naruto y Sasuke asentían con el ceño fruncido.

Kakashi se encogió de hombros, con su ojo visible haciendo una media luna. "Lo siento, me perdí en el sendero de la vida. Cosas pasaron. Un gato negro se cruzó en mi camino y tuve que tomar el camino largo." No ofreció ninguna otra explicación, su excusa vaga irritando aún más a sus alumnos.

"Bien, esta es la prueba de los cascabeles", anunció Kakashi, levantando dos pequeños cascabeles. "Su objetivo es quitarme estos cascabeles antes del mediodía. Quienes no consigan uno, fallarán y regresarán a la Academia. Y además, no conseguirán almorzar. Tendrán que verme a mí comer mientras están atados a un poste." Hizo una pausa, su ojo escrutando a cada uno. "Y hay un detalle importante: solo hay dos cascabeles. Eso significa que uno de ustedes fallará."

Naruto, con su usual impulsividad, se lanzó de inmediato. "¡Vamos, Kakashi-sensei! ¡Voy a conseguir ese cascabel!"

Kakashi lo esquivó sin esfuerzo, dándole un golpe rápido que envió a Naruto volando y cayendo de espaldas. "Parece que a ti no te gusta que te digan las cosas." Kakashi aprovechó ese momento para aparecer rápidamente detrás de Naruto y, con los dedos en la inconfundible posición del tigre, lanzó su técnica. "¡Mil Años de Muerte!" Naruto salió disparado hacia adelante con un grito cómico, aterrizando de cabeza en un arbusto. Sakura contuvo una risa, y Sasuke solo bufó, sorprendido por la extraña técnica de su sensei.

La prueba continuó, tal como Kakashi lo había planeado. Naruto se lanzó una y otra vez, usando trucos infantiles y ataques directos que Kakashi evadió con facilidad, incluso leyéndolos en un libro de tapa naranja. Sasuke, más astuto, intentó un ataque sorpresa desde la sombra de los árboles, mostrando un gran dominio de su chakra y velocidad, pero Kakashi fue demasiado rápido. Sakura, concentrándose en el rastreo y la planificación, intentó trabajar con Sasuke, pero la falta de coordinación entre los tres era evidente. No eran un equipo.

La mañana transcurrió entre frustraciones y fallos. Naruto, a pesar de sus incesantes intentos, no logró rozar a Kakashi. Sasuke y Sakura tampoco lo consiguieron. Al mediodía, el timbre sonó, señalando el fin de la prueba. Los tres estaban agotados y hambrientos, sus estómagos rugiendo en protesta.

Kakashi los ató a los postes de madera. Naruto, por su impulsividad, fue atado de forma más prominente, colgando boca abajo. "La prueba ha terminado. Y como ven, ninguno de ustedes consiguió un cascabel", dijo Kakashi, su voz grave. "Eso significa que... ¡los tres han fallado!"

El mundo de Naruto se detuvo. Había fallado otra vez. La rabia y la frustración burbujeaban en su interior. Sakura se lamentaba, con lágrimas en los ojos, y Sasuke apretaba los dientes con frustración.

"La razón por la que fallaron es porque no entendieron el verdadero significado de esta prueba. ¡Trabajo en equipo!", explicó Kakashi. "Ustedes solo pensaban en sí mismos. Un ninja debe poner el éxito de la misión y el bien de sus compañeros por encima de todo. Un equipo que no puede trabajar junto, morirá en una misión real. En el mundo ninja, los individuos que rompen las reglas son escoria, pero los que abandonan a sus compañeros son aún peor que escoria."

Luego, para sorpresa de los tres, Kakashi sacó sus propios almuerzos. "Tendrán que comer esto mientras yo me aseguro de que Naruto no coma nada, como castigo por ser el más tonto." Sakura y Sasuke dudaron, el hambre era punzante, pero Kakashi fue firme: "Si le dan algo de comida a Naruto, los tres fallarán definitivamente. No hay piedad para los que rompen las reglas."

Naruto gruñó, su estómago clamando por comida, viendo a Sakura y Sasuke empezar a comer sus onigiri. Sin embargo, en un acto de verdadera camaradería, Sakura y Sasuke compartieron su comida con Naruto, a pesar de la advertencia. Sakura incluso dijo, "No podemos dejarlo morir de hambre, es parte de nuestro equipo."

En ese momento, Kakashi reapareció, su aura cambiando. "¡Ustedes... han aprobado!"

Los tres se quedaron boquiabiertos, sin entender.

"Ustedes, a pesar de mis órdenes, actuaron como un verdadero equipo. ¡Los que rompen las reglas son escoria, pero los que abandonan a sus compañeros son aún peor escoria!", declaró Kakashi, una sonrisa genuina en su ojo visible. "Desde mañana, son oficialmente el Equipo Siete Genin. Nos vemos mañana para nuestra primera misión real. ¡No lleguen tarde!"

Y con eso, Kakashi-sensei desapareció, dejando a Naruto, Sakura y Sasuke atónitos pero con una nueva sensación de logro y una camaradería incipiente forjada en el hambre compartida.

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Naruto se dirigió a su apartamento bajo la luz del atardecer. La euforia de haber aprobado se mezclaba con una cruda realización. A pesar de haber pasado, se dio cuenta de lo ineficaz que había sido por sí mismo. La prueba de Kakashi había expuesto sin piedad sus debilidades: su impulsividad, su falta de estrategia, su poca habilidad en jutsus básicos. La revelación del Kyubi le había dado un poder momentáneo, pero no la habilidad ni el control necesarios para ser un gran ninja. Su orgullo estaba herido, pero su determinación crecía. Se dio cuenta de que no bastaba con desear ser Hokage; tenía que esforzarse con todo su ser. Esta prueba lo había hecho ver la dura realidad de su debilidad.

Se duchó, el agua fría sirviendo para aclarar su mente y sus pensamientos. Mientras se acostaba en su cama, las imágenes de Sasuke moviéndose con gracia y Sakura pensando estratégicamente llenaban su cabeza. Se dio cuenta de que si quería ser Hokage, si quería ser reconocido por todos y proteger a sus amigos, necesitaba ser mucho, mucho más fuerte. La vergüenza de su propio rendimiento, en lugar de desanimarlo, encendió una llama. Necesitaba tomarse las cosas en serio. Muy en serio.

De repente, una idea brillante cruzó su mente. Se levantó de un salto.

"¡Iruka-sensei!", pensó, su voz mental llena de determinación. Él era el único que siempre lo había apoyado.

Sin pensarlo dos veces, Naruto salió de su apartamento y corrió hacia el edificio de la Academia, esperando encontrar a Iruka-sensei aún por allí. Para su suerte, Iruka estaba a punto de irse, cerrando las puertas.

"¡Iruka-sensei!", gritó Naruto, jadeando.

Iruka se giró, sorprendido. "¿Naruto? ¿Qué pasa? ¿Olvidaste algo o estás planeando otra broma?" preguntó con una sonrisa cansada.

Naruto se acercó, su rostro inusualmente serio, sin rastro de su habitual picardía. "Iruka-sensei, necesito su ayuda. Hoy... me di cuenta de lo débil que soy. Pasé la prueba, pero solo por Sasuke y Sakura. Necesito ser mucho más fuerte si quiero ser Hokage. ¡Quiero tomarme esto en serio! ¿Puede decirme cómo entrenar?"

Iruka lo miró con una expresión de genuina sorpresa y profundo orgullo. Por primera vez, Naruto no pedía atención, sino guía y conocimiento, con una madurez que rara vez le había visto. "Naruto... eso es un gran paso. Me alegra escuchar eso. Ven, sentémonos un momento."

Iruka se sentó en un banco cercano, y Naruto se sentó a su lado, escuchando atentamente cada palabra. "Para empezar, Naruto, debes dominar los tres jutsus básicos de la Academia. Ya tienes el Multi-Clones de Sombras, que es muy avanzado, pero necesitas control, no solo poder en bruto. Con el Jutsu de Transformación, practica la concentración para mantener la forma perfecta, no solo una copia a medias. Para el Jutsu de Sustitución, trabaja en tu velocidad y percepción para cambiar de lugar en el momento exacto, un segundo es la diferencia entre la vida y la muerte."

"Y para el entrenamiento físico...", continuó Iruka, con un tono más serio, "es fundamental. Empieza por lo básico y sé constante. Carreras de resistencia para mejorar tu aguante y no quedarte sin energía en una misión larga. Flexiones, abdominales y sentadillas para fortalecer tus músculos. También, concéntrate en los estiramientos para mejorar tu flexibilidad y evitar lesiones. Y lo más importante, siempre escucha a tu cuerpo y sé disciplinado. La clave es la perseverancia, incluso cuando duela."

Iruka hizo una pausa, luego añadió: "Además, ser un ninja no es solo fuerza bruta, Naruto. Es también inteligencia y estrategia. Te sugiero que vayas a la biblioteca de la aldea. Busca libros de historia de Konoha, aprende sobre nuestros héroes y las batallas pasadas. Lee sobre los grandes ninjas, sus tácticas, sus formas de pensar. Entender el pasado puede darte una ventaja en el presente y el futuro. Conocer la historia ninja y las estrategias te hará un ninja más completo, no solo alguien que corre y golpea."

Naruto asintió con cada palabra, absorbiendo la información como una esponja. Sus ojos brillaban con una nueva determinación. "¡Lo haré, Iruka-sensei! ¡Gracias! ¡Realmente haré todo eso!"

"Sé que lo harás, Naruto", dijo Iruka, sonriendo y dándole una palmada en el hombro. "Eres más fuerte de lo que crees. Solo tienes que canalizarlo."

Se despidieron. La noche ya había caído por completo, envolviendo Konoha en su manto oscuro. Naruto regresó a su apartamento, su mente zumbando con ideas y planes. La conversación con Iruka había encendido una chispa, transformando su determinación difusa en un plan concreto y ambicioso.

Una vez en casa, se sentó en el suelo, dibujando con un lápiz imaginario su nueva y rigurosa rutina de entrenamiento.

Levantarse temprano (¡cinco de la mañana, sin falta!)

Calentar: Correr alrededor de la aldea y estiramientos intensos para preparar su cuerpo.

Entrenamiento de Jutsus: Practicar el Jutsu de Transformación y el Jutsu de Sustitución hasta que fueran perfectos y fluidos. Además, mejorar su control y eficiencia sobre el Multi-Clones de Sombras.

Entrenamiento Físico: Series de flexiones, abdominales y sentadillas, aumentando las repeticiones cada día.

Estudio: Visitas regulares a la biblioteca para leer sobre historia ninja, estrategia y tácticas, y así volverse más inteligente.

Con su rutina mentalmente establecida, Naruto se acostó en su cama, mirando el techo. Su día había sido una montaña rusa, de la ansiedad al fracaso, luego al triunfo, y finalmente a una profunda revelación personal sobre su propia capacidad y el camino que debía recorrer. No era el Kyubi, no era el perdedor de la Academia. Era Naruto Uzumaki, un genin de Konoha, y a partir de mañana, un ninja que se esforzaría con todas sus fuerzas para ser el Hokage. La idea de una fuerza verdadera, ganada con sudor, disciplina y dedicación, era más emocionante que cualquier atajo. Con esos pensamientos, el sueño lo venció, anticipando el comienzo de su verdadero camino.

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