Una semana.Siete días exactos.Cincuenta misiones cumplidas.
Yong no se detuvo ni una sola vez.
Desde el primer rayo del alba hasta el último parpadeo de las farolas, recorrió cada rincón de la Aldea Oculta de la Hoja. Su andar se volvió parte del paisaje urbano. Nadie podía ignorarlo ya, aunque muchos lo intentaran.
Era la misma rutina de siempre...Pero no.No era lo mismo.Era más rápida. Más precisa. Más implacable.Era una marcha sin pausa. Una coreografía perfecta entre hombre y máquina.
Barría calles antes de que alguien saliera a pisarlas.Recogía basura que aún no había tocado el suelo.Atravesaba callejones, tejados y plazas como si existiera en múltiples lugares al mismo tiempo.
Cuidaba niños.Reparaba puertas.Calmaba perros salvajes.Atrapaba gatos con más maña que chakra.Entregaba paquetes, vigilaba zonas, liberaba caminos de escombros, y podaba árboles enfermos antes de que el viento los hiciera caer.
Y todo sin una queja.Sin una pausa.Sin una sola gota de queja en su voz.
Kikai no Yong.
Al principio, el apodo fue una burla.Una forma elegante de llamarlo autómata.Una manera cruel de restarle humanidad.
Pero ahora...Era más que un apodo.Era un rumor.
Un susurro constante entre tiendas y mercados.
—Dice mi hija que lo vio limpiar tres calles en una hora...—Se apareció en mi azotea, quitó las ramas, saludó, y se fue...—Juraría que lo vi frente a la academia, pero también en el distrito comercial... al mismo tiempo.
Nadie sabía exactamente cuántas horas dormía.Nadie sabía si comía.Nadie sabía qué lo movía.
Pero todos sabían algo:
Estaba en todas partes.
Sí, las burlas continuaban.
—¡Kikai no Yong! ¿Hoy también trapeas los tejados del Hokage?—¿Trabajas para los dioses o solo para el polvo?—Debe tener aceite en vez de sangre...
Pero por primera vez, esas voces no eran todas.
Una anciana lo detuvo en plena calle.Le entregó una bolsa con bolitas de arroz envueltas en hojas.—Gracias por traerme a mi gata. Tiene dieciocho años... no sobrevive sin mí.
Un niño lo siguió por tres calles, solo para entregarle una flor aplastada.—Para que no te olvides de sonreír, señor robot.
Un comerciante le lanzó una botella de agua fría mientras pasaba.No dijo nada. Solo levantó el pulgar.
Y dos jōnin, conocidos por su cinismo, lo miraron desde una esquina.
—¿Sabes? No es normal lo que hace ese chico.—Tampoco es normal que nadie lo haya detenido.—Quizás... deberíamos empezar a observarlo de verdad.
Yong, como siempre, sonrió con cortesía.
A los que se burlaban.A los que agradecían.A los que lo temían.A los que aún no sabían que él era más que un simple ninja.
No porque fuera indiferente.Sino porque ya no necesitaba que le creyeran.
El domingo, justo al atardecer, terminó la última misión.Cincuenta.Sin errores. Sin retrasos. Sin dejar una sola incompleta.
Entregó los informes. Firmados. Claros. Impecables.
La recepcionista —la misma que había sellado sus primeros informes con desdén—esta vez no pudo ocultar el temblor leve en sus dedos.
—¿Cincuenta...? —susurró.
No dijo nada más.
Yong solo asintió con respeto.
Luego se fue, con la espalda un poco más encorvada.No por debilidad.Sino por la carga del deber.
Esa noche, al llegar a casa, no encendió las luces.
Se quitó la camisa, el protector de la frente, y caminó directo al baño.Abrió la llave. El agua fría golpeó su cabeza. El vapor empezó a llenar el cuarto.
Apoyó la frente en la pared de baldosas agrietadas.Respiró hondo.Entonces, el sistema habló.
[MISIÓN COMPLETADA: 50/50 MISIONES DE RANGO D][RECOMPENSA: ESQUELETO REFORZADO – COLUMNA Y EXTREMIDADES][¿DESEA INSTALAR? Y/N]
El agua goteaba. El vapor lo rodeaba como una niebla protectora.
—Sí —murmuró, casi en paz.
[INSTALANDO...]
Lo sintió.
No como un dolor.Más bien como un eco profundo.Como si sus huesos crujieran sin romperse.Como si su cuerpo recordara otra versión de sí mismo... y la reemplazara.
[INSTALACIÓN COMPLETA][EFECTO: RESISTENCIA ESTRUCTURAL AUMENTADA][SOPORTE DE CARGA: X3][REDUCCIÓN DE DAÑO INTERNO. MEJORA DE RECUPERACIÓN POST-COMBATE]
Ahora podía aguantar más.Saltar más lejos.Recuperarse más rápido.
No solo estaba más fuerte.
Era más duradero. Más confiable. Más... constante.
Yong salió del baño con el cuerpo pesado, pero el alma liviana.Secó su cabello con una toalla vieja. Se acostó en su futón.Y esa noche, durmió profundamente.Sin sueños.Sin culpa.Sin dolor.
A la mañana siguiente, el sistema lo despertó con la precisión habitual.
[¡BUENOS DÍAS, YONG!][NUEVA MISIÓN DISPONIBLE][OBJETIVO: COMPLETAR 5 MISIONES DE RANGO C – EN SOLITARIO][RECOMPENSA: NEUROAMPLIFICADOR TÁCTICO – SISTEMA AVANZADO DE COORDINACIÓN MENTAL]
Cinco misiones.En solitario.De rango C.
Misiones reales.Sangre real.Enemigos reales.
No lobos.No bandidos de camino.Tal vez, por fin… ninjas.
Yong se quedó un rato mirando el mensaje flotante.
Luego bajó la mirada a sus manos. Las flexionó.No le temblaban.
—Un mes —dijo en voz baja, mientras se ponía la camisa—.Treinta días. Ni uno más.
Se ajustó la banda ninja.Guardó sus kunai.Revisó sus notas.
Y salió al mundo.
No como un hombre.No como un héroe.Tampoco como una amenaza.
Sino como lo que era.
La máquina invisible.El rumor entre hojas.El hierro bajo la piel.El shinobi que ya no necesitaba ser visto... para ser temido.