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Chapter 8 - (8) La llegada de los titanes, el resplandor de la batalla

Comentario del autor: Este capítulo en particular me gustó bastante, coméntenme si les gustó. Además, este capítulo es más largo que los anteriores. No sé si continuaré aumentando el número de palabras por capitulo, apóyenme si les gusta, lo apreciaría mucho (^^) 

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Llegó la fecha del comienzo.

Año 845, el día conocido como la caída de Shiganshina.

Una explosión se escuchó por todo el distrito de Shiganshina, muchos vieron una nube de humo subiendo desde el exterior de las murallas. Luego no pudieron evitar que sus corazones se encogieran de horror al ver una gigantesca mano sujetándose de la muralla que medía cincuenta metros de altura.

Desde la distancia, una cabeza carnosa sumió en oscuridad a varios habitantes de la ciudad cuando se asomó por encima del muro.

Eren estaba junto a Armin, Mikasa y William pasando su rato por la ciudad cuando fueron testigos de ello.

"Llegó el día." pensó William, con un ánimo oscuro y apagado.

Diciéndole a Mikasa que tuviera cuidado, William desapareció con shunpo. Claramente nadie se fijó en él a excepción de Mikasa quien asintió a sus palabras.

Pronto llegó al hogar de Eren, y sin una pizca de respeto o cortesía, rompió la puerta de una patada, agarró a una Carla Jeager desconcertada y regresó con sus amigos mientras la cargaba.

¡BOOOM!

Numerosos escombros de la puerta volaron por los aires, aterrizando como metralla en numerosas partes de la ciudad. Incluso los edificios y personas más cercanas a la puerta exterior fueron expulsados por la presión del aire.

Al ver como el titán colosal desaparecía tras la muralla, William supo que había cancelado su transformación, pero eso no era lo más preocupante porque después llegaría el titán acorazado.

"¡Por allá está mi hogar!" gritó Eren asustado, queriendo correr, pero una mano le sujetó del hombro.

"Tu madre está aquí." dijo William, el cual detuvo a Eren.

"¡Mamá!/¡Eren!" dijeron madre e hijo al unísono.

"Mikasa, quiero que acompañes a la familia Jaeger junto a nuestros padres y escapen hacia el muro María." dijo William, pero pronto fue sostenido de su camiseta por una temblorosa mano.

"¿A dónde vas tú, hermano?" preguntó Mikasa, intuyendo que quería hacer su hermano.

Mikasa no quería que su hermano fuera. Acababa de ver a un titán que superaba los cincuenta metros de altura por lo que sabía que su hermano no tendría ninguna posibilidad de ganar incluso usando sus poderes.

¡Podría morir!

Mikasa estaba aterrada al ver la magnitud de los titanes, e incluso ya podían verse los primeros que entraron por la puerta destrozada, titanes de entre 15 y 7 metros de altura caminando por las calles con pasos pesados mientras buscaban humanos que devorar.

"¿Confías en mi?" dijo William, colocando su suave mano sobre la cabeza de su hermana y atrayéndola para darle un cálido abrazo. "Yo confío en que mi querida hermana pequeña pueda llevar a nuestros padres y a la familia Jaeger al interior de la muralla María."

"¡Pero hermano! ¡Eso...!" trató de decir Mikasa pero se detuvo al momento que sintió que el abrazo se hacía ligeramente más fuerte.

"Estaré bien. Incluso si no puedo ganar, no pueden volar como lo hago yo." dijo William, "Ahora vete, no queda tiempo."

Mikasa fue reticente a marcharse. Siempre había seguido las palabras de su hermano, pero por primera vez quería revelarse. Mordiéndose el labio y apretando fuertemente los puños, se lamentó profundamente ser tan débil que su hermano ni siquiera pensara en pedirle que se quedase con él para ayudarle.

"Ten mucho cuidado hermano. Solo... solo te pido que regreses, por favor." dijo Mikasa resistiendo sus lágrimas antes de llevarse a Carla, Eren y Armin.

Era muy probable para William que pasarían a recoger al abuelo de Armin antes de dirigirse con los padres de William y Mikasa y poder por fin partir al interior del muro María. Grisha Jeager había ido al muro interior hace unos días para tratar con un paciente, pero era probablemente una mentira y su verdadero propósito fuera robar el titán fundador de la familia real.

Subiendo al cielo con shunpo y parándose sobre él, extendió su mano y usó la habilidad Chain para atraer su zanpakuto, la cual estaba en su hogar. La espada voló directamente hacia su mano mientras giraba sobre sí misma. No tardó más que unos segundos en agarrarla.

Colocándola atada al cinturón, sintió una sensación de estar completo. Sabía que no tenía el reiatsu suficiente para moverse por todo el distrito de Shigansina matando titanes y luego esperar a enfrentarse al titán acorazado. Siendo así, se mantuvo en uno de los tejados más elevados de la ciudad, el cual era un campanario y vigilaba desde allí.

Aunque estaban devorando a las personas, William no tenía el poder suficiente para salvarlos. Tuvo que priorizar salvar a todos los habitantes que residían dentro del muro María junto con su familia. No podía permitir que derribaran la puerta del muro María o en un futuro cercano se perdería a 1/5 de la población por falta de alimentos. Si eso ocurría, entonces su familia solamente viviría una vida de sufrimiento y hambruna.

Los soldados en la entrada de la muralla María trajeron cañones y dispararon a los titanes que se acercaban mientras numerosas personas atravesaban fervientemente las puertas abiertas.

Era difícil apuntar a los titanes en movimiento con cañones, incluso algunos se quejaron a sus superiores cuando los regañaron por fallar los disparos. Pero de un momento a otro, un titán diferente apareció allí.

Un titán con placas de color grisáceo por toda la superficie corporal, viéndose más robusto e intimidante que la mayoría de los titanes. La gente se asustó cuando le vieron ponerse en posición para correr. Los guardias dispararon los cañones cuando emprendió su carrera, pero las balas de cañón que impactaron no causaron el menor daño o perturbación. Fue eso lo que les llenó de completo terror y abandonaron el lugar para sobrevivir tras los muros.

En ese momento, una voz sonó alta y clara. William había llegado frente al titán acorazado con la ayuda del shunpo.

"¡Ikkotsu!"

Sin contenerse, su puño golpeó con toda su fuerza sobre el estómago del titán acorazado. Pudo sentir como se agrietaba el caparazón, pero era tan compacto y resistente que la fuerza no lo atravesó y simplemente lo mandó a volar hasta el final de la avenida, desde donde había empezado su carrera.

"Tch, que duro. Quería romperle la columna vertebral con ese ataque." se quejó William.

Los titanes podían regenerarse, pero los portadores de dicho poder necesitaban gastar resistencia para hacerlo. Si le rompía la columna, no podría correr por un tiempo, y mientras se regeneraba podría haber seguido rompiéndole partes del cuerpo o incluso haberlo matado.

Pero el problema no era el titán acorazado, sino los otros dos titanes que lo acompañaban. El titán acorazado es resistente, pero nada más. Podría golpearlo como a un saco de boxeo durante todo el día. El problema residía en el titán hembra debido a su rapidez y agilidad. Ella era la más probable que pudiera golpear a William en un combate, mientras tanto, el titán colosal sería nefasto para la puerta de la muralla María que necesitaba defender.

Los soldados que previamente huyeron de miedo escucharon el estruendo y giraron la cabeza para ver qué era lo que pasó. Allí vieron a un humano parado sobre el aire, no era alguien alto y tenía la complexión de un joven adolescente el cual portaba una espada en su cintura.

¿Primero titanes y ahora personas voladoras?

No sabían que más les aguardaría en este día infernal, pero luego se percataron de algo. El titán que cargó contra ellos estaba levantándose de los escombros a la distancia, comprendiendo así que aquella persona parada en el aire de cuerpo pequeño había repelido al titán acorazado de quince metros.

El titán acorazado abrió su mandíbula y exhaló un aire caliente mientras comenzaba de nuevo su carrera, pero esta vez observando a la persona parada en el aire que se interponía en su misión. No solo iba con la energía para envestirla, sino que tenía pensado golpearla con sus puños.

"Si te golpeé la primera vez, ¿Acaso crees que será diferente la segunda vez?" dijo William, colocándose en su postura con el pie avanzado y el puño atrasado.

Cuando estuvo relativamente cerca, usó shunpo para acercarse al instante y lanzó su segundo Ikkotsu contra el estómago. El titán acorazado salió nuevamente volando por los aires hasta crear un surco en la avenida principal.

"¡Lo lanzó por los aires!" gritó un soldado, incrédulo de lo que había visto.

"¡Mandó a un titán a volar!" gritó otro.

"¡Es super fuerte!"

"¡Es un monstruo!"

"¡Pero parece estar de nuestro lado, así que está bien que sea un monstruo!"

"¡Tú puedes!"

"¡Destruye a los titanes!"

Numerosas voces se alzaron junto con la ligera esperanza que vieron al mirar aquella joven espalda del adolescente misterioso.

William escuchó las voces de los soldados, pero no les dio importancia. Se encontraba en una batalla que se había estancado. A este ritmo no había forma de victoria.

[misión mundial #3]{completado}

[Se han desbloqueado más artículos de la tienda]

[se ha lanzado la misión mundial #4]

Las notificaciones le dieron a William una alegría verdadera. La misión mundial numero 3 se había completado probablemente cuando Carla abordó el tranvía fluvial en dirección norte.

Sin perder tiempo compró todos los artículos de la tienda que fueron desbloqueados. No los miró, no era el momento para hacerlo, pero sintió cómo se fortalecía, y ahora había aprendido todos los encantamientos de Kido inferiores al número 40. 

"Geki" dijo William mientras el titán acorazado se cubría de una luz rojiza.

Ese Kido no sería suficiente para retenerlo, pero William ahora podía acceder al que quería.

"Bakudo treinta Shitotsu Sansen" murmuró con una sonrisa mientras su mano emitió una luz dorada y dibujó sobre el aire un amplio triángulo. De los vértices aparecieron tres pilares de luz puntiagudos que fueron disparados contra el titán acorazado, quedándose clavados en su cuerpo y aprisionándolo. Aunque no causaba ningún daño, inmovilizaba al objetivo afectado.

Dos Bakudo retuvieron al titán acorazado de poder moverse. Geki ocupaba solamente el número nueve, pero el verdadero bakudo que funcionaba era sin duda Shitotsu Sansen el cual ocupaba el número treinta en la tabla.

Con la mejora del reiatsu y algunas técnicas nuevas que el sistema le vendió, así como kido más poderoso, sintió que tenía posibilidades de detenerlos. Aun así, no tenía sentido provocarlos a los tres y enfrentarlos en grupo. Ya destruyeron una puerta, deberían poder infiltrarse sin la necesidad de perder todo el muro María.

Un relámpago anaranjado cayó del cielo y el titán colosal resurgió de la nada. William solo pudo poner mala cara. Podría luchar contra el titán femenino y el titán acorazado debido a su aumento de poder, pero no contra el titán colosal. Ahora que había ganado nivel de reiatsu suficiente para liberar su shikai, solo le quedaba utilizar su zanpakuto. Era la única manera de sobrepasar esta situación.

"¡corta la realidad! ¡Kenkai!" gritó William desenvainando su espada, la cual cambió de color al blanco más puro.

Una espada blanca, esa era la forma base de su shikai. Era como un lienzo en blanco para cualquier espadachín. Aunque luego comenzó a cambiar, Su hoja se alargó y se enderezó, eliminando la característica curvatura de una katana. Se transformó en una hoja recta como la de un caballero, con el mango azul y la guarda dorada.

Era una espada mitológica de una de las series de anime que vio William en su vida pasada, la legendaria Excalibur. Su shikai le permite imitar a cualquier espada que hubiera visto, ya fuera una espada real o una de fantasía. Habían pasado cinco años desde su reencarnación y William no recordaba muchas espadas capaces de enfrentarse al titán colosal, solamente esa le vino a la mente.

El reiatsu comenzó a fluir rápidamente hacia la hoja de la espada, tornándose en una espada dorada y luminiscente, parecía una espada divina. Alzó la Excalibur con ambas manos suavemente, posicionándola sobre su cabeza.

Nadie podía entender, pero todos vieron como motas doradas emergían del mundo mismo. No hubo espacio para que nadie hablase, el ambiente sagrado los hizo contener sus palabras al presenciar aquella escena divina.

Forjada por las hadas del Lago Avalon. No es una espada hecha por humanos, sino una manifestación de la esperanza de la humanidad. Excalibur no es solo una espada, es una promesa, un ideal convertido en arma. Representa el deseo de proteger el mundo, y solo un alma pura puede desatar su máximo poder.

Aunque William no estaba seguro que su alma fuera pura, como era una imitación formada por su shikai debería poder blandirla sin problemas. El único problema era el exagerado consumo de reiatsu al usar un arma tan poderosa.

Tanto el titán acorazado como el titán colosal fueron capaces de sentir el peligro. Fue algo que nunca antes habían sentido, El titán acorazado intentó forzar el sello para liberarse mientras que el titán colosal trató de retroceder de su posición. Pero todo eso fue demasiado tarde.

"¡Excalibur!" gritó William.

Tras realizar el corte, una oleada de luz dorada brotó como una tormenta divina, proyectado en línea recta como una cuchilla de energía imparable que avanzó sin resistencia.

El resultado hizo que todos tragasen audiblemente de sus secas gargantas mientras mostraban incredulidad con sus miradas. Todo el distrito de Shiganshina fue dividido en dos mitades por la propia Excalibur. El titán colosal fue dividido por la mitad mientras que el titán acorazado simplemente se evaporó de la existencia.

William no pudo mantenerse flotando en el aire porque había volcado todo en ese único ataque. Al aterrizar, la Excalibur regresó a ser una katana blanca y finalmente desactivó su shikai para enfundarla en su vaina. Podía sentir que poco a poco iba reuniendo reiatsu de forma natural, solo cuando ha exprimido hasta la última gota realmente es cuando puede sentir cómo se rellena su poder. Ya no podría usar muchas de sus habilidades, pero todavía podría defenderse de los titanes.

"Solo os hacía falta derribar una puerta para infiltraros en Paradise, no teníais motivos para destruir la segunda. No me dejasteis otra opción." murmuró William hacia el barranco recién formado y que fueron las tumbas de al menos dos de los nueve titanes.

A diferencia de los demás ciudadanos que seguían evacuando, se mantuvo allí quieto por si aparecía de repente la titán femenina. Aunque no le quedaban fuerzas suficientes para encargarse de ella, eso ella no lo sabía, y además conocía la debilidad de Annie por su padre adoptivo. William estaba seguro de engañarla si aparecía.

Gracias a su intervención, las puertas no descendieron antes de que los sobrevivientes pudieran ponerse a salvo y mucho menos terminó destruida. Aunque aparecieron algunos titanes de entre siete y diez metros, con bakudo de bajo nivel fue posible restringirlos ya que no eran inteligentes ni particularmente fuertes.

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