El USB de Haines era una puerta a un laberinto. Michael pasó horas revisando los archivos encriptados, descifrando nombres en clave y ubicaciones crípticas. La información apuntaba a una red de contactos que los O'Neil nunca habrían podido forjar por sí solos: ex-militares, traficantes de armas internacionales y, lo más preocupante, un rastro de dinero que conducía a una empresa fachada en Europa del Este. Esto era grande. Demasiado grande para un asalto frontal.
Necesitaba el cerebro de Lester.
Michael convocó una reunión discreta con Lester y Franklin en la oficina de ByteWare Solutions después del horario de oficina, un lugar que ofrecía la discreción y el equipamiento tecnológico necesarios. Trevor no fue invitado. Su presencia en este tipo de operaciones sofisticadas era un riesgo innecesario.
"Lester, Franklin, tenemos un nuevo problema", comenzó Michael, proyectando las imágenes del USB en una pantalla. "Los O'Neil han robado un prototipo de arma secreta de un convoy gubernamental. Y no lo hicieron solos. Hay algo más grande detrás de esto, un grupo paramilitar internacional. El FIB me ha puesto a cargo de recuperarla."
Lester se ajustó las gafas, sus ojos brillando con una mezcla de excitación y pánico. "Un prototipo de arma secreta... eso es serio, Michael. Esto está más allá de un simple atraco. Esto es geopolítica."
"Exactamente", dijo Michael. "Y el FIB quiere resultados. Rápidos. Mi vida, y la de mi familia, dependen de ello. Necesito que rastrees esto. Quién está detrás, dónde están las conexiones más profundas, y lo más importante, dónde está el arma."
Franklin miró las imágenes de la destrucción. "Pero, Michael, ¿los O'Neil? Pensé que los habías... disuadido."
"Aparentemente, necesitan una disuasión más permanente", gruñó Michael. "Pero no ahora. Ahora, se trata de la información y el arma. Lester, tu trabajo es bucear en sus redes. Rastrear sus comunicaciones, sus transferencias de dinero. Franklin, necesito tu ojo en la calle. Contacta con tus fuentes, tus viejos contactos. Cualquier rumor sobre actividad inusual, sobre gente nueva o movimientos extraños."
Lester se puso a trabajar de inmediato, sus dedos volando sobre el teclado, sumergiéndose en el ciberespacio. Franklin, por su parte, se marchó para empezar a sondear los bajos fondos de Los Santos.
Mientras esperaban la información, Michael mantuvo una rutina tensa. Sus mañanas con Friedlander se volvieron más intensas, discutiendo el peso de la responsabilidad y el creciente peligro que enfrentaba. Por las tardes, se sumergía en ByteWare Solutions, utilizando el trabajo legítimo como un ancla para su mente, una forma de mantener un sentido de normalidad. Incluso supervisó el progreso de "Trevor Philips Industries", asegurándose de que la empresa de transporte siguiera funcionando sin problemas.
La presencia de Trevor en la mansión era una constante, un recordatorio del caos que Michael mantenía a raya. Michael lo mantuvo al tanto de la gravedad de la situación, enfatizando la amenaza indirecta a la familia, lo que sorprendentemente, mantenía a Trevor relativamente cooperativo.
"Así que estamos cazando fantasmas ahora, ¿eh?", dijo Trevor una tarde, mientras Michael revisaba unos documentos. "Estos O'Neil... pensaba que los habíamos machacado lo suficiente."
"Parece que tenían un respaldo más grande de lo que esperábamos", respondió Michael. "Y ese respaldo tiene intereses militares y paramilitares. Esto no es un trabajo de bajo nivel, Trevor. Esto es serio."
Una semana después, Lester envió un mensaje urgente. "Lo tengo, Michael. La red es compleja, pero he encontrado el nido. Los O'Neil están operando desde un rancho aislado en Blaine County, bajo la protección de un grupo mercenario. Y el arma... el prototipo está allí. Parece que lo están preparando para un envío internacional."
Lester también había descubierto algo más, algo que hizo que la sangre de Michael se helara. "Hay un nombre recurrente en sus comunicaciones, Michael. Un intermediario de alto nivel. Lo conocen como 'El Maestro de Marionetas'. Y su voz... la he analizado. Es el mismo que te llamó para la reunión en el club de striptease. Steve Haines está más involucrado de lo que te dice. Está jugando a dos bandas, Michael. Te está usando para hacer su trabajo sucio."
La confirmación fue un golpe. Haines no solo lo había coaccionado, sino que era parte del problema. Estaba utilizando a Michael para limpiar su propio desorden, o quizás, para eliminar a un rival.
Michael se dirigió al rancho en Blaine County para un reconocimiento. Era un bastión fortificado, con patrullas armadas y cámaras de seguridad. Los O'Neil estaban allí, más numerosos y mejor equipados que nunca, actuando como la infantería. Los verdaderos cerebros eran los mercenarios.
La operación sería de alto riesgo. Un asalto directo sería un baño de sangre. Necesitaba un plan audaz. Un plan que pusiera a Trevor en su elemento, pero bajo el control férreo de Michael.