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Chapter 25 - Capítulo 25: El Lagarto, una Cura Efectiva

Con la amenaza del simbionte contenida, Peter Parker sintió un breve respiro, pero la calma en Nueva York nunca duraba mucho. Pronto, los informes de un reptil gigante y agresivo causando estragos en las alcantarillas y los laboratorios de genética comenzaron a inundar las noticias. El corazón de Peter se encogió. El Doctor Curt Connors se había transformado en el Lagarto.

Peter conocía bien la historia del Dr. Connors. Su búsqueda de la regeneración, su brillantez, y la tragedia de su transformación. A diferencia de otros villanos que actuaban por codicia o malicia, Connors era una víctima de su propia ciencia. Peter no quería solo detenerlo; quería curarlo.

Para ello, Peter se había adelantado. Desde que se reencarnó, había estudiado meticulosamente los diarios de investigación del Dr. Connors (accesibles a través de su conexión con Oscorp y la UES, y, sí, algunas pequeñas intrusiones digitales). Había anotado las posibles inestabilidades en la fórmula regenerativa y, lo más importante, había teorizado sobre los componentes que podrían revertir la transformación. Creía tener la clave para la cura.

Localizó al Lagarto en las profundidades de las alcantarillas, donde el monstruo había establecido un nido improvisado. El sentido arácnido de Peter lo guiaba a través del laberinto oscuro y húmedo, advirtiéndole de cada paso del reptil gigante.

Cuando encontró al Lagarto, la criatura estaba a punto de irrumpir en un túnel de mantenimiento donde se habían refugiado unos trabajadores. Su piel escamosa brillaba con el lodo y la oscuridad, y sus ojos ámbar brillaban con una furia primitiva.

"¡Connors! ¡Tienes que detener esto!" gritó Peter, aterrizando frente a la bestia.

El Lagarto rugió, una mezcla de ira y dolor. "¡El débil Connors ya no existe! ¡Solo el Lagarto! ¡La evolución!" Se lanzó, su cola golpeando con una fuerza brutal.

Peter esquivó el ataque, su mente enfocada. No era una pelea para noquearlo, sino para inmovilizarlo lo suficiente como para administrar la cura. Había traído consigo un serum en aerosol que había sintetizado en secreto en el laboratorio de la UES, una mezcla potente de enzimas y contrarreagentes diseñados para atacar el virus reptiliano.

El Lagarto era sorprendentemente rápido, pero Peter era más ágil. Se movía alrededor de la criatura, disparando ráfagas de telaraña ultrarresistente para restringir los movimientos de su cola y sus garras. No buscaba inmovilizarlo por completo, sino limitar su alcance.

"Lo siento, Doc," dijo Peter, mientras saltaba por encima de la cabeza del Lagarto, aprovechando un momento de distracción. Con un movimiento rápido, activó el serum en aerosol y lo roció directamente sobre la piel expuesta del Lagarto. La fórmula fue absorbida rápidamente.

El Lagarto se detuvo en seco. Un gemido de dolor, diferente a sus rugidos anteriores, escapó de su garganta. Su cuerpo comenzó a temblar, las escamas comenzaron a contraerse, y la forma imponente empezó a encogerse.

"¡¿Qué... qué me has hecho?!" gruñó la criatura, mientras la furia en sus ojos era reemplazada por confusión y, finalmente, un destello de humanidad.

Peter se mantuvo a distancia, observando. El proceso fue doloroso y aterrador de ver, pero efectivo. En cuestión de minutos, la forma gigantesca del Lagarto se disipó, revelando el cuerpo debilitado del Dr. Curt Connors, tendido en el suelo de la alcantarilla, con la piel pálida y sudorosa, pero claramente humano de nuevo.

Los trabajadores emergieron de su escondite, asombrados y aliviados. Peter se aseguró de que Connors estuviera a salvo, luego dejó una nota anónima para los servicios de emergencia sobre la condición del doctor y su ubicación.

Desde un punto más elevado, Peter observó cómo los paramédicos llegaban y atendían a Connors, quien comenzaba a recuperar la conciencia. Había sido una victoria, no solo para Spider-Man, sino para la ciencia y la compasión. Había evitado que un hombre brillante se perdiera por completo en su desesperación, y había demostrado que no todos los villanos necesitaban ser encarcelados, a veces, solo necesitaban una cura.

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