Antes de empezar con la tercera fase del torneo, la mañana se cernía tranquila sobre los jardines internos de la academia. La luz calidad del sol bañaba la pérgola mágica que flotaba sobre un pequeño lago encantado, decorado con farolillos flotantes y flores que danzaban con los susurros del viento.
La familia Hoshino y sus amigos se habían reunido ahí por sugerencia de Sakura, la madre de los chicos, para celebrar el impresionante desempeño de Kenji e Hinata en el torneo. Se habían preparado dulces mágicos, té de flores dormilonas y refrescos chispeantes que cambiaban de color con las emociones del bebedor.
—¡Kenji! ¡Eso fue increíble! —exclamó Daiki, dándole un suave codazo mientras le ofrecía una bebida burbujeante color naranja fuego—. Ese contraataque con tus hechizos de maná fue arte puro.
—¡Y lo del salto triple hacia atrás con rotación giratoria mística fue exagerado! —añadió Tetsuo con exageración teatral—. Me dolieron las rodillas solo de verte.
—Gracias, gracias… —Kenji se inclinó en reverencia, con una sonrisa engreída—. La genética Hoshino es simplemente superior.
Hinata soltó una risita mientras masticaba una nube de algodón mágica que flotaba entre sus manos. Edu le revolvió el cabello con cariño.
—Lo hiciste genial, Hina. Ese escudo rúnico en forma de flor fue adorable… y efectivo. Me sorprendiste.
—¡Ya no soy una niñita! —Hinata infló las mejillas—. Algún día te ganaré en un duelo, hermano mayor.
—Ojalá eso nunca pase —bromeó Edu—. Sería una vergüenza pública.
Todos rieron, menos Mina… que se quedó en silencio observando cómo Edu se acercaba a Azumi y Shizuka, quienes servían el postre con elegancia.
—Mi postre favorito, preparado por mis dos favoritas —dijo Edu con voz suave, inclinándose un poco más de la cuenta mientras sonreía con picardía—. Si algún día me muero, por favor entiérrenme en una bandeja como esta. Rodeado de sus sonrisas.
Azumi sonrió encantada y le guiñó el ojo:
—Ya te estás poniendo cursi, joven amo.
Shizuka solo se limitó a rodar los ojos, pero su pequeña sonrisa la delataba.
CLONK.
La copa que sostenía Mina casi se le cayó. Carraspeó. Su mirada se fijó con intensidad en el cuello de Edu.
—¿Estás… bien, Mina? —preguntó Tetsuo, notando su expresión.
—¿Eh? ¡Sí! ¡Todo bien! Solo… solo me pareció que había una mosca… demoníaca. Sí. Con alas. Horrible.
—Mmm… —murmuró Daiki, cruzado de brazos con una ceja alzada—. Celos rúnicos de tipo elemental: activados.
Zuzu, que descansaba el los brazos de Hinata, abrió un ojo, bostezó… y de pronto se lanzo sobre Edu y le mordió la oreja con toda la intención del mundo.
—¡¡AUGHHH!! ¡¿Otra vez tú?! ¡Maldito gato del infierno! —gritó Edu, saltando del banco.
La escena se volvió un caos:
—¡Zuzu ha atacado a Edu!
—¡Es el día número 54 de la guerra santa entre ellos!
—Daiki (¡Apuesto cinco monedas a que esta vez Edu pierde otra media ceja!)
—¡¡¡Sáquenla de mi cabezaaa!!! —gritaba Edu, corriendo en círculos mientras Zuzu se aferraba como una lapa asesina.
Sakura, la madre, reía a carcajadas mientras Ibuki se limpiaba una lágrima de la emoción.
—Somos un desastre —murmuró el padre Hoshino—. Pero somos nuestro desastre.
Mina, sin decir nada, tomó uno de los dulces favoritos de Edu y se lo guardó en su bolsillo… como si con eso pudiera equilibrar algo en su corazón.
Kenji y Hinata se miraron y sonrieron.
Después de la calidad reunión familiar los hermanos Hoshino y amigos regresaron al coliseo del torneo. Próximo combate–Mina Kurosawa, la muralla runica
El siguiente nombre flotó en el aire encantado:
Mina Kurosawa – Primer año, Casa Lirien
vs.
Veyla Riven – Segundo año, Academia Iridia
Justo a tiempo agrego Mina. La joven de cabello castaño oscuro y mirada decidida caminó al centro de la arena entre murmullos.
—¿Ella no es más de soporte?
—Dicen que no puede atacar directamente… ¿cómo peleará?
Hinata murmuró:
—No subestimen a Mina. Es una fortaleza andante.
La contrincante, Veyla, sacó dos discos flotantes con cuchillas giratorias, manipulados con magia de aire comprimido.
—Si solo vas a defenderte, esto será rápido —dijo con una sonrisa arrogante.
Mina se inclinó con cortesía… y luego extendió las palmas.
—Activación: Muro de Lirien, Primera Etapa: Reflejo de Sellos.
Frente a ella surgió una barrera curva con runas doradas, que se conectaban en una secuencia perfecta.
Los discos volaron hacia ella. Las cuchillas golpearon la barrera y rebotaron con fuerza.
Veyla frunció el ceño. —¿Contrarresto automático?
—Segunda Etapa: Runa Espejo.
La barrera absorbió la magia de los discos… y la liberó como un rayo de energía que impactó en la pierna de Veyla, haciéndola caer.
—¡Eso fue un ataque! —gritó alguien del público.
Mina no se movió ni un paso. Con calma, dibujó nuevas runas en el aire.
—Tercera Etapa: Vínculo de Prisión.
Cadenas mágicas surgieron del suelo, atrapando a Veyla antes de que pudiera reincorporarse.
—¿¡Qué es esto!? ¡No puedo moverme!
Mina se acercó lentamente.
—Eres veloz, pero descuidada. Tu patrón de ataque tenía una brecha constante en el ángulo izquierdo… y tus artefactos no tienen magia propia, sino que dependen de tu flujo. Con una buena lectura rúnica, fue sencillo calcular tu agotamiento mágico.
El árbitro levantó la mano.
—¡Victoria para Mina Kurosawa!
Los aplausos estallaron, aunque muchos aún no entendían exactamente qué pasó. Edu rió.
—No cabe duda. A veces la defensa… es el mejor ataque.
Siguiente combate – Daiki Suganami, el titán de gravedad
Daiki Suganami – Segundo año, Casa Elaris
vs.
Ceren Tairn – Segundo año, Academia Roja
El siguiente combate fue un choque de titanes. Daiki, de complexión fuerte y mirada tranquila, se sacudió los nudillos antes de entrar al campo. Ceren, un guerrero de cabello rojo y magia de impacto térmico, le sonrió con confianza.
—¿No usarás arma?
Daiki alzó una ceja.
—No la necesito para hacerte pedazos.
El combate inició con una explosión de calor. Ceren lanzó una serie de golpes potentes que agitaban el suelo como martillos ardientes. Daiki no esquivó ni uno. Caminaba en línea recta, como si el mundo no pudiera empujarlo.
—Campo de Gravedad: Presión Invertida.
El entorno comenzó a comprimirse alrededor de Ceren, sus movimientos se volvieron pesados.
—¿¡Qué… qué está pasando!?
—Tu centro de masa… ya no está contigo.
Ceren intentó impulsarse con magia térmica. Daiki cerró el puño.
—Invocación: Muro de Obsidiana del Coloso.
Del suelo emergió un brazo gigante de piedra negra, que atrapó a Ceren y lo estampó contra el suelo con precisión quirúrgica.
Una nube de polvo, y luego… silencio.
El árbitro, con voz asombrada:
—¡Victoria para Daiki Suganami!
El público estalló. Algunos lo aclamaban como "El muro viviente". Mina lo saludó desde la distancia, orgullosa.
Kenji murmuró:
—Nunca había visto una gravedad tan bien aplicada en combate. Este tipo no pelea, dicta las reglas del campo.
Edu sonrió.
—Y lo hace como si pesara el triple de lo que es.
Cierre del día – La última sombra
Con los cinco combates cerrados, el sol comenzó a esconderse tras las montañas. El cielo se tiñó de tonos dorados y lilas. La esfera mágica flotante comenzó a anunciar el combate más esperado:
Próximo combate: Edu Hoshino – Primer año, Casa Elaris.
La multitud rugió. El nombre ya tenía eco en los pasillos, en las otras academias… y en las sombras.
En las gradas, su padre Ibuki cruzó los brazos, serio. Y Sakura apretaba los puños con emoción.
— Azumi (Ya era hora… vamos a ver si ese mocoso aprendió algo).
Edu se levantó de su asiento. No dijo una palabra. Solo miró hacia el campo, con los ojos entrecerrados.
Su aura carmesí con todos negros y destellos dorados… ya comenzaba a agitar el viento.