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Chapter 7 - EL UMBRAL DE YUREISYN

El umbral de Yureisyn

El carruaje volador descendía lentamente, surcando nubes teñidas de tonos violetas por el atardecer. En su interior, los hermanos Hoshino observaban en silencio el paisaje mágico que se extendía debajo de ellos. Bosques resplandecientes, montañas flotantes y criaturas aladas que danzaban entre corrientes de energía arcana.

—Ahí está —murmuró Edu al ver un inmenso portal de piedra negra incrustado en la falda de una montaña titánica. Desde lo alto, parecía una herida abierta al corazón del mundo.

—¿Eso… es una puerta? —preguntó Kenji, anonadado.

—Una puerta que respira magia —agregó Hinata, pegada a la ventana.

A medida que se acercaban, los símbolos y runas que decoraban la estructura brillaban con más intensidad. Las puertas se abrieron solas con un susurro grave, como si reconocieran a quienes se acercaban. A ambos lados del umbral, estatuas de dragones dormidos abrían lentamente los ojos tallados en cristal.

Una voz etérea dio la bienvenida.

—Bienvenidos al Santuario de Sabiduría y Vínculo: Academia Yureisyn.

El interior era más asombroso de lo que jamás habrían imaginado. Una ciudadela construida en terrazas concéntricas, con torres levitando entre plataformas flotantes, puentes translúcidos que desaparecían al pasar y jardines que se desdoblaban como flores vivas. Criaturas imposibles paseaban libremente entre los estudiantes, como si todos formaran parte de un mismo ecosistema encantado.

—Es… como un sueño —dijo Kenji, incapaz de registrar todo lo que veía.

—O una trampa muy bien diseñada —bromeó Edu, aunque su instinto se mantenía alerta.

Un grupo de guardianes con capas doradas los recibió. Uno de ellos, de piel azulada y ojos felinos, los condujo hasta el vestíbulo de iniciación, donde se congregaban decenas de nuevos estudiantes.

Allí, sobre un pedestal flotante, esperaba una mujer alta, de cabello blanco como la escarcha y ojos de plata: la directora Sariah Velmort.

—Sean bienvenidos a Yureisyn —declaró con voz clara—. Aquí aprenderán a dominar no solo la magia, sino su vínculo con el mundo y consigo mismos. Esta academia no forja guerreros ni sabios… forja destinos.

Los murmullos se apagaron ante su presencia imponente. Edu entrecerró los ojos. Había algo antiguo en ella, algo que lo inquietaba.

—Su primer paso será descubrir a qué casa pertenecen. Cada casa representa un sendero de poder y comprensión. La esfera de Vínculo los examinará y decidirá.

La esfera luminosa descendió, flotando sobre el centro del salón como un sol atrapado.

Uno a uno, los nombres fueron llamados.

—Hoshino, Hinata.

La pequeña se adelantó con una mezcla de temor y emoción. Al tocar la esfera, esta brilló en rosa suave con destellos verdes.

—Casa Lirien. Empatía. Sanación. Magia emocional. Potencial elevado.

—¡Eso suena bonito! —gritó Hinata, saltando feliz.

—Hoshino, Kenji.

Kenji respiró hondo, con una mirada decidida. La esfera giró más lentamente, proyectando colores azulados y verdes.

—Casa Kaidros. Conocimiento. Alquimia. Estrategia. Observación extrema.

—Hmm… necesito libros nuevos —musitó Kenji, satisfecho.

—Hoshino, Edu.

Edu caminó con lentitud, las manos en los bolsillos, mirando con descaro a la esfera.

—Vamos, no me hagas pasar vergüenza delante de todos —susurró con una sonrisa ladina.

Al acercarse, la esfera se detuvo. Un silencio denso cayó sobre el salón. Luego… una explosión de luces: dorado, negro, rojo. En forma de rayos. La esfera vibró como si se resistiera a algo invisible.

—¿Qué está pasando? —preguntó un estudiante.

—¿Está rota? —bromeó otro.

La voz de la esfera retumbó como un trueno:

—Casa Elaris. Equilibrio. Combate puro. Vínculo espiritual. Candidato no registrado. Potencial clasificado. Observación permanente sugerida.

Edu arqueó una ceja.

—¿Clasificado? ¿Y sin registro? Qué formal… ¿no les bastaba con "chico especial y guapo"?

La directora Velmort dio un paso adelante, sus ojos clavados en él.

—Tu afinidad no es común. La esfera no puede leerte del todo. Sin embargo, has sido aceptado.

Kenji y Hinata lo miraban con una mezcla de orgullo y preocupación.

Ya en el comedor flotante, los tres hermanos se sentaron en una mesa de mármol encantado que se adaptaba a sus alturas. El techo era un cielo encantado que mostraba las constelaciones en tiempo real.

—Entonces… ¿qué significa eso de "no registrado"? —preguntó Kenji mientras empujaba una albóndiga flotante que huía de su cuchara.

—Tal vez la esfera vio lo que tú ocultas —dijo Hinata mientras armaba una torre con su puré.

—¿Ocultar? ¿Yo? Lo único que oculto es mi talento natural para ser modesto —respondió Edu con una sonrisa falsa, aunque por dentro sentía que algo lo observaba.

Dos jóvenes aparecen, ambos con capas negras con el escudo de la Casa Elaris (la misma que Edu), y una tercera chica de capa blanca, símbolo de la Casa Lirien, a la que pertenece Hinata.

Chico 1: —¿Podemos unirnos? Parece una reunión divertida.

Chico 2 (ríe): —Y también… no pudimos evitar notar que están los tres Hoshino aquí.

Chica: —No todos los días se ve a un grupo tan especial como ustedes. Y mucho menos con un miembro sin clasificación visible.

Edu levanta la mirada, sonriendo con curiosidad.

Edu: —¿Y ustedes son…?

Chico 1: —Soy Daiki Suganami, segundo año, especialista en manipulación de gravedad e invocaciones. También de la Casa Elaris.

Chico 2: —Yo soy Tetsuo Kaidou, dominio físico y combate con lanza, tercero. Me llamaste mucho la atención durante la presentación.

Chica: —Y yo soy Mina Kurosawa, de la Casa Lirien. Me encargo de análisis mágico y defensas rúnicas. He estado estudiando los patrones que de la esfera que te examinó durante tu presentación…

Mucho gusto—responde Edu.

La noche avanza. Las estrellas brillan alto en el cielo. Los seis jóvenes se quedan hablando, compartiendo pequeñas historias, recuerdos de sus hogares, sueños y temores.

Y así, Nació un nuevo lazo.

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