Era sábado, y Peter había prometido a Ned y MJ que pasaría el día con ellos. Necesitaba un descanso de ser Spider-Man, y la idea de unas horas de normalidad era un bálsamo. Se reunieron en la librería local, el lugar de encuentro habitual. Ned estaba absorto en un cómic, sus ojos brillando con entusiasmo, mientras MJ hojeaba una primera edición de alguna novela oscura, su rostro inexpresivo como siempre, pero con una chispa en sus ojos.
"¡Peter! ¡Llegas justo a tiempo!", exclamó Ned, levantando el cómic. "¡Imagínate un héroe que pudiera lanzar telarañas! ¿No sería genial?"
Peter sonrió, un poco incómodo. "Sí, Ned, suena... ¡muy original!" Miró a MJ, que lo estaba observando con una ceja levantada.
"Ned, a veces te pregunto si vives bajo una roca," comentó MJ. "Hay un tipo en Queens haciendo eso mismo, ¿sabes? Lo llaman Spider-Man."
Ned parpadeó. "¡Lo sé! ¡Es de lo que hablo! ¿Crees que usa lanzadores o es orgánico?"
Peter se encogió de hombros, intentando parecer despreocupado. "Quién sabe. La ciencia es misteriosa."
Pasaron la tarde deambulando por el barrio. Fueron a una pequeña pizzería que era un clásico de Queens, donde Peter devoró su porción con un apetito que sus amigos no podían igualar (gracias a su metabolismo acelerado). Luego, terminaron en un pequeño parque de patinaje, viendo a los patinadores hacer trucos.
Ned, con su energía inagotable, intentó algunos movimientos y terminó en el suelo con un golpe. Peter se rió, y lo ayudó a levantarse con demasiada facilidad. MJ los observaba, dibujando en su cuaderno, de vez en cuando un comentario irónico salía de sus labios.
Mientras Ned estaba distraído con un grupo de patinadores, Peter se encontró sentado en un banco con MJ. El sol de la tarde les daba en la cara, y el aire era cálido.
"Sabes, eres diferente desde el 'accidente'," dijo MJ, su tono casual, pero sus ojos fijos en él. "Más... seguro. Menos propenso a derramar bebidas."
Peter se rió, sintiéndose a gusto. "Supongo que maduré un poco. La vida te golpea, ya sabes."
"O una araña te pica," murmuró ella, una pequeña sonrisa formándose en sus labios. No fue una pregunta, sino una observación.
El corazón de Peter dio un vuelco. ¿Lo sabía? ¿Era una suposición? La forma en que lo miraba, el brillo en sus ojos. Había algo más en ella de lo que dejaba ver.
"Uhm... ¿quizás?", respondió, intentando mantener la calma.
Ella solo asintió, volviendo a su cuaderno. "Interesante. Los vigilantes siempre tienen secretos, Parker. Es lo que los hace interesantes. O peligrosos. O ambas cosas."
Peter se dio cuenta de que no importaba si ella sabía o no. Ella veía algo en él, y eso era más importante. La tarde terminó con risas y la promesa de reunirse de nuevo. Peter caminó a casa sintiendo una extraña mezcla de felicidad y el peso de su secreto. La vida de Peter Parker estaba entrelazándose con la de Spider-Man de maneras inesperadas, y la presencia de Ned y MJ hacía que todo valiera la pena.