Y aquel ladrón de clase asesino inició el duelo con total confianza de poder clavarle su cuchilla en el cuello de Miriel y por fin matarla, sin analizar realmente la amenaza.
Y con total tranquilidad menciona la palabra “sombra”, activando su única habilidad que lo volvió invisible, pero solo a medio desaparecer ante la vista de todos, ocurrió algo inesperado…
[Miriel, Perspectiva]
«Me tienen cansada cada vez que hago un encargo por la señora, no poder viajar en paz. Y ahora tengo que defender un mocoso, no se puede ni defender así mismo.»
Noté que el tal Vargus este hablaba mucho para ser de clase asesina, y cuando vi cómo me miraba, como si me deseaba, sentí que me hervía la sangre, pero ser impulsiva no se me da bien. Entonces, mientras hablaba, yo, en posición, cerré mis ojos mentalizando el terreno, concentrándome en mi respiración, y repitiendo palabras que no salían de mis labios: «Piensa, mide, evalúa». Lo repetía una y otra vez. Los ruidos del fondo ya no molestaban, como si estuviese en un cuarto aislado de sonido. La brisa templada esparcía el frío por mi cuerpo, un frío que atravesaba mis venas hasta sentir que energizaban mis puños, permitiéndome apretar aún más mis dagas. Después de que pasaran unos segundos, sentí que las ondas del viento se distorsionaban. Vi una pequeña luz morada que se hacía más grande, tomando forma de las venas de un ser humano, y supe que era él activando su habilidad de volverse invisible. Y aunque no le serviría de absolutamente nada, lo veo todo, y nada se me escapa.
Entonces, en la fracción del segundo que intentó activar su habilidad, ya le había sacado la oreja izquierda, aunque no era donde apuntaba. Y me impresionó que pudo esquivar un ataque mío, aunque el segundo que pasó eso, la cara de pánico que puso fue un deleite. Aunque todos hacen lo mismo antes de matarlos.
Pero son simples ladrones, debería de darles un susto y ya, porque con este niño bueno encima, me conviene no asustarlo, no quisiera tener problemas con la señora.
Al momento que se cayó al suelo, el impulso del aire que traje detrás mío lo arrojó hasta los pies de su jefe. Intentó levantarse pero no pudo y se me quedó mirando con los mismos ojos que ponen todos a los que les dejó con vida...
Miedo.
Solo me quedé viendo lo que le queda de oreja, mientras esperaba a que el dolor le llegara, porque al igual que viento que arrastro detras mio, también siempre tardan en sentir el dolor, evité puntos sensibles. Pero al instante, como si activara un botón de más problemas, todos ellos se agitaron como hormigas. Y pum, el jefe se lanzó tirándome su enorme espada. Puede que mida 2 metros, pero yo no soy tan bajita, así que me palanqueo sobre su espada y le clavó una patada izquierda en las costillas, que pareció no moverle mucho, pero sí le dolió algo. Y en ese error, él contraataca y me derriba contra el suelo, con las manos de las de alguien que tiene 4 veces el tamaño común de un hombre, y otra vez recuerdo que es tanque, su especialidad es cuerpo cuerpo.
Y bum.
Intentó rematarme con un golpe, marcando su puño en el suelo con total detalle, pero logré escaparme, torcionándole el otro brazo, devolviéndole su ataque, rompiendole el brazo y echando abajo su cabeza al suelo, con menos fuerza que la de él, pero igual se va a arrepentir rápidamente de molestarme. Y le aplasto la mano en su boca mientras estaba abierta gritando de dolor, y tiro mano para atras con toda la fuerza (sin agarrar fisicamente nada), sacando todo el aire que este hombre tenía disponible en sus pulmones, dejándolo sin aire. En movimientos de segundos que pocos lograron ver, junté las manos con el aire, hecho bola comprimida en el centro de la palma de mi mano, y rapidamente cambió a un color gris, casi oscuro que su forma original transparente, y bruscamente se la vuelvo a hacer tragar, forzándolo a cerrar la boca mientras que no paraba de moverse por unos segundos. Y bum, hizo una mini explosión elevando muy levemente sus pulmones por encima de su panza, y cayó sangrando por la nariz, inconsciente, dejando pequeñas grietas en el piso cuando la onda de choque se vio acorralado entre el y el suelo, asi encontrando un escape por via terrestre, para liberar una presion equivalente a 10,000 pascales.[1]
entonces me levantó y me alejo de el.
Y cuando terminé con ese tanque patético, noté que fui muy suave con él, solo con ver cómo lo dejé tirado, ninguno de ellos se atrevería a ser algo más. Sangrado por la nariz y desmayado.
Pensé que no eran tan idiotas para continuar… pero me equivoqué. Miré al usuario de fuego, el maldito hechicero que estropeó la carreta del viejo insoportable de atrás, asustado como la niñita que viene con estos ladrones de segunda. Y sin dudarlo, solo al intento de activar un hechizo de fuego, acorté a 0,5 metros los 45 metros de distancia que nos separaron, en medio segundo, y le di una bofetada que nunca recibió en su vida, torciendo su mandíbula. Y antes mismo de que se mandara al piso a su derecha, le clavé una de mis cuchillas en sus costillas del lado derecho frenando su propia cinética, lo que causaría que la presión del movimiento bloqueado bruscamente, destruya todo lo que tiene por dentro, abofeteándole del lado derecho, y sacándole mi cuchilla antes de que caiga derribado al suelo, como si fuera un vil juguete que podría matar en cualquier momento.
Y me acerco a la niña, extendiendo la daga entre sus ojos como amenaza a los otros, aunque desprendía más miedo e inocencia a este tipo de actos que cualquiera de nosotros, lo veía en sus ojos. Con todo eso, lo malo es que por algún motivo eso no impidió que sintiera lástima por ella, y mirándola de con total frialdad mis labios pronunciaron:
—Info.—
| Raza: Humana
| Género: Femenino
| Nombre: ???
| Apellido: ???
| Edad: 11 años
| Clase: Rastreadora
| Primera Habilidad: Buscar - lv1
| Segunda Habilidad: Pista - lv1
| Tipo de magia: Verde
| Rango: 2
| Num. poder. de Éter: 100
«No tiene nombre. ¿Es una huérfana?», pregunté a voz de pensamiento, pero cuando noté que su tipo de magia era verde entendí que le podría ser útil a la señora y yo podría pagar un poco de mi deuda entregándole más personas con talento como esta niña. Entonces le agarré la mano, y le dije con firmeza que ahora en adelante ella vendría conmigo.
Entonces miré a los otros en el suelo, y le dije al que más consciente estaba, siendo aquel tipo de clase asesina:
— ¿Quieres más o se van a largar de aquí?
Y lentamente uno intentó levantar al otro grandulón. Y el hechicero medio inconsciente me miró, e insinuó que yo era la tal "the cleaner" que mencionaban antes. El grandulón sin poder pronunciar nada, como si el aire le faltaba, tratando de encontrar la respiración como si hubiera olvidado cómo hacerlo y señaló con el dedo la niña humana, de pelo rubio claro, corto y algo despeinado, con mechones que le caen libremente por los lados, y ojos azules brillantes. Ya que más allá lo único destacable de ella además de su talento era como vestía… ella tenía encima ropa de niño, camisa beige claro un poco sucia, de manga larga pero con las mangas arremangadas hasta los codos, guantes negros, shorts marrones y ajustados, cinturón grueso marrón con una funda de espada larga en el costado izquierdo, y rodilleras de metal con correas, sobre una especie de malla protectora que cubre los muslos y botas altas marrones.
Cuando la señaló, como si fuera de su posesión, eso me dio a entender que se la devolviera, y solo con fruncir las cejas se espantaron y se adentraron con prisa entre los árboles, y los perdí de vista, aunque todavía sentía sus éteres.
«Pero aquella opinión mía era bastante egoísta, si estoy haciendo lo mismo con ella», pensé cuando la miraba cabiz baja, totalmente sumisa ante mi voluntad.
Cuando miré atrás vi el chico patético, con complejo de salvador que se sorprendió por lo que yo acababa de hacer, pero tal parece que todavía seguía en shock, y miré del otro lado, y como sospeché... aquel impostor que seguía fingiendo ser alguien que no es. «¿Un músico?», me pregunté molestado sintiéndome igual que en el primer momento en el que ese tipo se subió con nosotros, su eter estremecía todo mi cuerpo, y sigo sin poder soportar su presencia, como si lo hiciese a propósito. Varias veces se me ocurrió saber cuán fuerte podría ser, usando Info, pero no quería tener que enfrentarme con alguien innecesariamente sin saber o estar segura de que voy a ganarle en un conflicto directo, ya a simple ojo aunque trate de contener su eter, aún así me estresa con solo mirarlo. «¿Quién es este tipo en realidad?» —pregunté— , sin dudarlo podría ser más de un rango 6, probablemente 7. Aunque no veía que sus ojos me miraban, como yo a él, me estresaba su presencia, pero no tenía más opción que seguirle el juego. Si no me meto en sus asuntos, quiero creer que él tampoco, aunque veo repugnante que él y el supaibi mediocre disfrazado de humano se lleven tan bien a solo minutos de estar hablando, si son dos caras de la moneda completamente diferente.
Entonces me acerco al humano y le pregunté:
— ¿Puedes levantarte?
— …h…¿eh? No te escuché. ¿Qué dijiste Miriel?
— Que te levantes que ya tenemos que irnos… pero… tu herida en la cara…
— Mi herida… ¿qué pasó? —tocándose la cara, sin entender su extraña peculiaridad.
— No. Nada, pensé que te habían cortado la cara, pero solo parece un pequeño corte, aunque estés completamente manchado de tu propia sangre… —dije aún estando seguro de lo que vi, cuando el tipo le cortó en pleno éxtasis, disfrutando de su debilidad.
Me le quedé viendo, intentando entender qué le pasaba a este chico, aunque me parecía que este humano farsante que se hacía pasar por una especie ya extinta, y aún siendo incapaz de hacer magia, no posee ninguna habilidad, pero sigue autocurándose sin conjurar nada y sin intenciones. Ademas aunque su eter se apagó completamente, él ya debería de estar muerto, sin poder respirar ni un segundo más, pero sigue vivo como si nada… como si fuera un fantasma, o un muerto viviente. ¿La información que me proporcionó el sello de anoche, sería falsa?, solo que… el sello de Narzosas no miente.
Sin embargo, en definitiva sí que hay algo, demasiado extraño y único en este chico, ¿debe de ser por esa razón que la señora lo quiere ver?
"Una pregunta en la que más tarde todas mis dudas se levantarían al ver lo oscuro y perturbador de la existencia de este chico para nuestro mundo. Jamás lo entendí del todo. Desde aquel primer día, algo en él me incomodaba...
No era miedo. No era desconfianza. Era esa sensación de estar frente a algo que no debería existir, algo que rompe las reglas del mundo sin hacer ruido.
No tenía magia, ni habilidades, ni siquiera un propósito visible. Y aún así,
vivía.
Se curaba.
Resistía.
Y Seguía.
Como si el universo entero lo protegiera… o lo negara.
En ese momento, no podía saberlo. Pero esa presencia suya —tan silenciosa, tan ajena—
fue el inicio de todo lo que estaba por romperse en mí. Fue solo el primer paso hacia una travesía que cambiaría mi camino,
y que sin saberlo, ya me había marcado para siempre.”
[1] "¿Qué pasaría si una persona respira aire a una presión de 10,000 pascales (10 kPa)?
Eso sería como estar en un ambiente hiperaltamente enrarecido, incluso más extremo que la cima del Everest (que ronda los 30–35 kPa)."