— ¿Y qué pasó con sus hijos, abuelito? —pregunta exaltado e impaciente el pequeño orejón puntiagudo.
El abuelo del pequeño, marcado por inolvidables cicatrices en su cara, se queda pasmado y pensativo. Mira abajo, mira arriba, y de un movimiento agarra al niño sonriente de la cadera y lo sienta en su hombro, alzando la mano felizmente, con la misma sonrisa que haría un niño cuando alcanza un logro, pronunciando:
— Con la asunción al trono de la nieta de la reina Calginia I, seremos grandes otra vez.
— ¡Oh! —exaltado menciona el pequeño—. ¿La hija, de la hija, de la hija de la doncella de… de lágrimas?
— Bueno... No exactamente, pero sí, mi pequeño, ahora que dices, vamos a una aventura.
Y le responde con una pregunta que llama a su dulzura torpe de quienes aún descubren las palabras, moviendo sus manitas con gestos descoordinados, como si sus pensamientos pasaran también por ellos:
— ¿Y qué vamos a hacer, abuelito?
Y con una gran sonrisa le responde:
— A cazar monstruos.
Para un niño seguramente serán dragones, quimeras, monstruos peligrosos, pero talvez para el abuelo se refería a uno aún peor, que puede hablar y estrechar la mano con una falsa sonrisa.
• El Día de la Asunción de la Próxima Reina Élfica
Hoy es un nuevo día. Hoy representa el nuevo comienzo de los elfos, ellos que alguna vez en el pasado fueron temidos y respetados por las otras razas, aquellos que alzaron los puños para defender las tierras de Zephyria. Hoy, en la plaza Elenar, se reunieron más de medio millón de elfos para recibir y aclamar la próxima reina que prometió alzar una vez más el poder élfico en el mundo antes de tomar el poder.
Hombres y mujeres, niños y niñas por igual, se presentaron en ese lugar emblemático, que alberga la estatua de la doncella de lágrimas, una hermosa escultura de 12 metros de altura, hecha de mármol y pequeños fragmentos de piedras preciosas como diamantes rojos y kriftones azules, gemas muy raras, con orificios puestos de manera estratégica para unirla a una fuente. Y justo delante de esta fuente se alza el palacio de la reina y todos sus guardias de alto rango protegiéndolo.
Mientras que impacientes todos esperan la ascensión de la próxima descendiente real de la legendaria doncella de lágrimas, en un murmullo masivo, muchos se preguntaban cómo será la próxima reina, ya que todos los descendientes de la reina Calginia I se desarrollan en ambientes estrictos. Los hijos e hijas de los nobles van a escuelas reales, donde se cultivan las enseñanzas sobre la magia, la historia élfica y su importancia en el mundo. Por convención solo se aceptan niñas y las verdaderas...
Todos anhelaban escuchar su discurso. Ya que la reina anterior, la nieta de Calginia I, según los escritos y los susurros de los elfos comunes, la reina Elysia Calginia III, fue tachada de cobarde y traidora a su nación cuando cedió tierras élficas para aliarse con sus enemigos, los humanos, pero fue aún más criticada cuando ignoró la expansión de la corrupción del bosque de los 7 reinos antes de que este representara casi el 60% de las tierras perdidas por el imperio élfico en ese entonces. Aunque después de más de 2 siglos de paz entre elfos y humanos, los elfos, siendo una raza supremacista, no se percataron de que empezaron a tomar costumbres humanas y socializar como ellos.
Pero hoy, hoy será diferente. El sol ya se había puesto, quemando por completo un pasado ruin y lleno de venganzas para dar paso a un nuevo futuro para estos valientes orejones.
En el Estado de Zephyria, siempre en la ascensión de la reina al trono, esta hermosa nación tiene una tradición, y lo llaman: Luin'Lára.
En la llegada de la próxima reina, el sol ardiente vivió su instante de brillo, porque inesperadamente quedó en la sombra de la presencia de un ser con una apariencia casi divina, que apenas hizo su aparición. De su andar hasta el balcón real fue serena y llena de gracia, tanto que le fue imposible rechazar las miradas posesivas o hasta lujuriosas de algunos guardias. Se dice que la belleza de esta reina es digna de aspirar, se dice… que su astucia es admirable, y que su ser desprende y atrae la bondad. Por eso desde su niñez la han considerado como la verdadera sucesora de la doncella de lágrimas, su viceabuela.
"Considerando que los elfos, alrededor de 100-200 años, se percibe que aún están en su adolescencia, debido a su longevidad, similar a un humano de 12-14 años."
El rito élfico en la ascensión al poder asegura que la futura reina debe ser acompañada por su guardia personal, el ser más poderoso sobre la faz de la tierra debe de estar al servicio y las órdenes de su reina, un pacto entre una elfa y un ser del más allá, el mundo de los espíritus o mejor conocido como… Menifesi.
Este guardia renuncia a su cuerpo para ser poseído por otro, abandonó a su familia para servir al reino, y dejó atrás su propia voluntad, deseos y anhelos para cumplir con la prestigiosa labor de proteger a la reina bajo su exclusiva existencia. Es digno del más alto rango entre las defensas élficas, es y representa una valiosa pieza de poder contra tus enemigos. Su presencia es aterrador, y su aparición desde las sombras es aún más imponente que la de cualquier rey de este mundo. Y como si volvieran a nacer, fueron despojados de nombres y apellidos, y se les conoció como Index, la mano del poder. Pero lo que no se cuentan en pública, como una información clasificada de defensa, los elfos crearon 2 guardias personales, Index y Minimus, pero lo que nadie tiene conocimiento es sobre la existencia de Index, pero sí del rango inferior Minimus. Los enemigos de Zephyria ni siquiera están informados de su existencia, que podría ser un as bajo la manga para el reino de Zephyria.
Minimus, silencioso y obediente, se acerca a su joven reina y le ofrece el brazo, un gesto de cortesía y respeto. Ella miró a Minimus, analizándolo de cabeza a pies sin cruzar ni una sola palabra, aceptó ser llevada, fue su primer encuentro con él, pero Index todavía no ha sido llamado ya que su espíritu tiende a ser tan violenta y expansiva que solo obedece a la sangre real, ya que de algún modo encuentra la paz de su alma en los representantes casi directos del flujo de éter, "los hijos de Inocensy".
En su aparición en el balcón real, los murmullos suavemente desaparecieron, las expresiones faciales de miles cambiaron en un instante, el aire parecía purificarse ante su presencia, los animales se inclinaban ante ella, y la naturaleza misma escribió en las hojas llevadas por el viento a los rincones perdidos del mundo, que el mundo conocería un nuevo orden, que a partir de hoy, el poder inconmensurable de entre las manos de la nueva reina élfica, adultos, como niños, se arrodillaron bajo el silencio, sin mencionar que el otro continente sintió la diferencia, cuando ella llamó en frente a todos su vasallo Index en el abrumador silencio que tuvo desde su llegada, revelando a todos la existencia de un guardia más poderoso que Minimus.
Ella miró al público, con indiferencia y mucha frialdad, y empezó:
— Mi nombre es Eldoria Calginia IV, hija de Elysia Calginia III, nieta de Elenor Calginia I, descendiente entre los hijos de Inocensy y protectora de la estirpe eterna de los Calginia.
Juro lealtad y proteger con mi vida como mi madre a cada ser viviente de este reino. Como mis ancestros puedo ver y escuchar lo que muchos de mis hermanos elfos aquí no pueden ver. Esta estatua en medio de la plaza de mi viceabuelo representa una lucha que no debemos de olvidar, perdimos familiares, hermanos, hijos y algunos otros su pareja de matrimonio, fuimos masacrados y exiliados de nuestras tierras, aquel que vivió y creció entre esos siglos oscuros —continúa alzando la cabeza con ira y desprecio—, ustedes entienden la ira que hierve nuestra sangre por los crímenes de los humanos hacia nuestros hermanos y hermanas, esclavizados, violados, y otros nos raptan para hacer experimentos atrozes.
Pero hoy sabemos un poco más que antes sobre la corrupción que mata y transforma a nuestros hermanos en monstruos abominables que vagan perdidos en un bosque, no sabemos por qué sucede esto, ni cómo se desató. Pero sí sabemos cómo se alimenta, y mis hermanos elfos sepan que no estamos exentos de culpa, la corrupción fue alimentada por siglos de la ira, la venganza, la lujuria, la soberbia, la avaricia, la pereza y la envidia, nos mezclamos con las costumbres humanos y convivimos con ellos. Le declaré la guerra a la corrupción llacente dentro del bosque de los 7 reinos y tomaremos las tierras que siempre fueron nuestras desde Eldoria hasta el reino fallido Tordontos, esta es mi razón para pedir fuerzas a la santa Inocensy y que ella tenga piedad de mis enemigos y aquel que se interponga en el camino a la grandeza de nuestro pueblo… ¡pasará sobre mi cadáver! —entonó pisando con gravedad su mensaje amenazante—.
Y Minimus terminó el discurso golpeando tres veces su lanza contra el suelo, y cada uno creaba un choque expansivo que hervía en calor a todos los presentes y su influencia se expandía a cientos de kilómetros.
Millones de elfos en Zephyria y en el mundo sintieron la llamada de su reina, una prueba del alcance de su poder de su sangre real, luego todos fueron permitidos de levantarse y todos sintieron y aclamaban el cambio, todos entonaban el mismo coro repetidamente: «Eldoria, Eldoria, Eldoria». Los niños saltaban, corrían por todos lados, los adultos celebraban, pero algunos de los elfos ancestrales de más de 500 siglos de vida quedaron neutros ante su discurso hasta que…
Una vez más Minimus chocó otra vez su lanza contra el suelo, creando un choque de calor expansivo que llamó la atención de todos los elfos presentes, pero esta vez, todos se quedaron silenciosos y atentos. Muchos de ellos quedaron perdidos en la belleza de las facciones de su reina, algunas piensan, nadie es tanta que su belleza es equiparable a la doncella de las lágrimas, la familia Eldoria ha sido una familia bastante peculiar, ninguno tenían las orejas típicas de un elfo normal, los suyos estaban más caídas, su piel era más blanca casi pálida, su pelo largo, cerquillo puntiagudo con dos trenzas caídas sobre su pecho, resaltando su escote escondida de mala manera bajo un vestido negro, decorada de esmeraldas y su diseño único, logra dibujar perfectamente la hermosa feminidad de Calginia IV, sus ojos verde fosforescentes se desmarcan de la morfología ordinaria de todos los otros elfos, los suyos son más inmersivos, blandos y pálidos, como si el vacío mismo se apoderara de un cuerpo viviente, pero irradiando firmeza y presencia en todos lados, como si pudiera ver más allá de lo normal, el color de sus iris confirman, su frialdad y su astucia, pero no una supuesta bondad que verdaderamente debería irradiar su propio ser.
Ella descendió su vista con la cabeza firme, mirando aquí y allá, analizando lentamente, el silencio pronto se convirtió en una tensión incómoda para el público, pero ella seguía muda. Pero como si ella y Minimus estuvieran conectados sin cruzar una palabra, Minimus levantó la lanza e iba a crear una onda choque esta vez con intenciones destructivas, y ella levantó el dedo índice frente a su cara, para que se detenga antes de hacerlo.
Y empezó:
— Les quiero presentar a nuestro aliado, mis hermanos, no quiero que se asusten, pero su presencia es muy… imponente. —Y prosiguió a conjurar—: Atiende mi llamado. Reclamo tu contrato. Index.
Aunque fuese imposible, ella sin saberlo desbloqueó un espíritu acorde a sus ambiciones y poderes, pero aquel que recibió su llamado y aceptó resultó ser…